miércoles, 17 de diciembre de 2008

Mensaje anónimo en un foro cualquiera

A veces me pregunto qué ganamos enviando mensajes anónimos. Cuando comencé a escribir en este blog, lo hice porque quería compartir mis opiniones y experiencias con otras personas, conocidas o no, y recibir de ellas respuestas a mis interrogantes o críticas a mis planteamientos. Es por eso que no limité el acceso al blog a ninguna persona. Cualquiera, desde cualquier parte del mundo, puede enviar su comentario, yo no los leo previamente ni realizo ningún tipo de criba. Cuando alguien deja un mensaje anónimo, suele expresarse con más libertad. Amparado en el anonimato, suele decir realmente lo que piensa, sin pudor, sin miedo a represalia alguna, pero hay un efecto perverso en esa libertad.

Desde el anonimato se cae frecuentemente en la descalificación, la agresión y la infamia, y eso va directamente contra el honor y la libertad del que recibe el comentario.

No voy a cambiar mi posición respecto a la necesidad de esa libertad que da autenticidad, frescura y transparencia a lo que hago. Prefiero ser objetivo de un comentario injustificado, antes que censor de postulados.

Pero tampoco va a cambiar lo que pienso de los cobardes que tiran la piedra y esconden la mano. Esos que aprovechan cualquier foro para despotricar sin más y que no dan la cara, esos que no son dueños de sus palabras ni responden de ellas.

Pues eso, que les den mucho por donde la espalda pierde su casto nombre.


Foto: DaKar, Barcelona