lunes, 8 de diciembre de 2008

Carta abierta al escritor Arturo Pérez Reverte

Estimado Arturo:

Disculpa las confianzas, pero me eres demasiado cercano como para tratarte de usted.
Leo asiduamente tu columna Patente de Corso y a veces incluso coincido con tus planteamientos. Leerla me ayuda a reflexionar y a ser más consciente de qué demonios pasa a mi alrededor.
He aprendido mucha Historia con las historias que Íñigo extrae de sus papeles viejos. Me he sentado en el acantilado a imaginar la batalla con nombre de plaza, el mural circular en la torre o la foto del miliciano que desata la tragedia. He sentido temblar la tierra al caer las bombas, he oído los silbidos del AK-47 sobre mi cabeza y he alcanzado a comprender lo frío que está un cadáver en cualquier cuneta del territorio comanche. He abordado galeotas, atacado blindados, asaltado columnas, pasado a cuchillo y defendido cuarteles, junto a rufianes a los que jamás osaría dirigir la palabra en cualquier otra circunstancia. He vivido peligrosamente por la costa del Sur.
Me has contagiado un patriotismo histórico, del que no me da la gana curarme. Me has mostrado las bondades y las miserias de nuestra historia.
Yo soy de los que pagaría por charlar contigo en persona, al menos una comida, al menos una vez. Así pues, si algún día pasas por Jaén y tienes un rato, date un respiro, y te quedas a comer que yo invito. Hasta ese momento, sólo me queda darte las gracias por todo lo que he disfrutado leyéndote, y lo mucho que espero seguir haciéndolo en el futuro.