La arquitectura se convierte en arte cuando trasciende el mero pragmatismo. Una casa, se convierte en tu hogar, cuando te hace sentirte a gusto, protegido, cuando te sientes parte de esa construcción. Si existe un Dios único y verdadero, seguro que prefiere fijar su residencia en esta Mezquita de Sulimán el Magnífico, donde una sensación de paz, trascendencia, espiritualidad te envuelve y te domina.
Muchos construyen casas, pero pocos las dotan de alma para que sean además hogares.